Josele Sánchez, periodista azul acosado por denunciar la hipocresía izquierdista

Eduardo López Pascual

Pues así es. Un profesional de los medios de comunicación, un periodista con muchos años de trabajo a sus espaldas, es perseguido, acosado y enjuiciado en más de una decena de querellas simplemente por denunciar la hipocresía que la izquierda cultural de este país mantiene, para sostener muchas de sus iniciativas para trastocar la moral tradicional de los españoles, aunque sea se forzando las costumbres y las leyes.

Josele Sánchez

Josele Sánchez está sometido a un verdadero y duro calvario en difamación y acusaciones, sólo por denunciar algunas actitudes y prácticas individuales que ofenden, cuando menos, a los principios más valorados de la condición humana: su integridad física y sobre todo moral, seguramente por señalar a determinados sectores de esa cultura extrema. Hasta una decena o más de juicios le esperan, en un indeseable empeño de acoso y derribo a quien discrepa y denuncia, del mensaje oficioso y oficial de los poderes fácticos del sistema. Naturalmente no voy a renunciar a mis libertades, reseñadas en nuestra Constitución, para expresa mi opinión ante esta, para mí, evidente injusticia, así que sin ánimo de provocar falsas controversias, pues solo es mi impresión personal, yo sí creo en Josele Sánchez, periodista azul -o sea falangista- y quizá por eso su tozuda persecución al haber encontrado madera para quemar, y me solidarizo con su testimonio y su decisión de contar las verdades del barquero, aunque estas se lleven por delante a algún nombre más o menos blindado.

Cercernar la libertad profesional de un periodista, y ser vilipendiado por hacer su trabajo, y no contar con el aliento de la sociedad y de sus mismos compañeros que en general callan, simplemente por servilismo, por lacayismo, no deja de ser un furibundo ataque, un triste asalto, al Estado de Derecho del que tanto se alardea. Y digo: ¿Pero qué otras cosas se pueden esperar de un pueblo dirigido, como denuncia Rosa Díez -la diputadaex socialista-, por un perturbado mental?

Por Eduardo López Pascual